Uno de los colectivos más olvidados de la infancia es el de los menores que se encuentran en el sistema de protección o acogida, tutelados por las Administraciones por diferentes motivos. Especialmente sensible y cuya estancia en internamiento tiene como objetivo su reeducación para la reinserción social, se beneficia enormemente de la práctica deportiva que promueve valores de desarrollo personal y social muy útiles para su recuperación y que, en muchos casos, necesitan figuras de autoridad que les sirvan de ejemplo de conducta.

En el caso de los menores tutelados en acogida, por causa de abandono, menores no acompañados o menores cuyas familias no pueden atenderles, la actividad mejora no sólo su rendimiento físico sino académico y su situación anímica al potenciar el sentimiento de pertenencia, el valor del compañerismo y el trabajo en equipo, la motivación para la superación, la autonomía responsable, la igualdad y la autoestima comprometida.