Todo un maestro y un mito de la historia del baloncesto. El escolta croata fue uno de los jugadores con mayor talento que haya dado el Viejo Continente. Dejó su impronta y su sello en cada equipo por el que pasó. Cibona, Real Madrid, Portland Trail Blazers y Nets fueron testigos de ello y disfrutaron de su baloncesto de calidad.

No fue sencilla su llegada al club blanco. Por aquel entonces, finales de la década de los 80, los jugadores yugoslavos menores de 28 años no podían fichar por un equipo fuera del país. Hubo que cambiar la norma para que Drazen Petrovic recalara en el Madrid y formara junto a los Biriukov, Rogers, Fernando Martín y compañía uno de los equipos más brillantes de la historia.

La hinchada blanca no olvidará jamás la sublime actuación del genio de Sibenik en la final de la Recopa de Europa ante el Snaidero Caserta en 1989. Sus 62 puntos y su magistral dominio del juego dieron un nuevo título continental al club. Desde ese mismo momento quedaba elevado a la categoría de mito por el madridismo.

Una vez coronado rey en Europa, la NBA echó sus redes sobre él. Los aficionados norteamericanos también supieron apreciar su indiscutible calidad, pero la fatalidad se cruzó en su camino. Un trágico accidente de tráfico en la autopista A-9, entre Núremberg y Múnich, truncó su carrera para siempre en la primavera de 1993.