Las escuelas de la Fundación Real Madrid crean espacios seguros en zonas de conflicto
El 6 de abril se celebró el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz.

Este domingo, 6 de abril, se celebró el Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, que reconoce el papel positivo del deporte para fomentar cambios positivos, superar barreras y trascender fronteras. Las escuelas sociodeportivas de la Fundación Real Madrid utilizan el deporte para promover la igualdad de oportunidades en un mundo más inclusivo, permitiendo que los menores que viven en zonas de conflicto puedan encontrar un espacio para disfrutar de su infancia.
Algunos de los proyectos a destacar son el de las escuelas sociodeportivas en Ucrania, iniciado en 2018 con la ONG Epicentr for Children y el amparo de la empresa ucraniana Epicentr K. Tiene como objetivo crear espacios seguros para los niños que sufren las consecuencias directas de la guerra. Actualmente, se desarrollan ocho escuelas en las ciudades de Kyiv, Irpin, Khmelnytskyi y Ternopil con beneficiarios de 5 a 17 años. Entre ellos se encuentran niños desplazados internos de las zonas más afectadas por la guerra, huérfanos y semi-huérfanos, niños procedentes de familias desestructuradas y familias con bajos recursos económicos.
A estas escuelas, en 2024 se sumaron otras dos en Vynnyky y Zhytomyr (Ucrania), en colaboración con Misiones Salesianas, la Congregación Salesiana de rito oriental en Ucrania de la Iglesia griego-católica (UGCC) y la Delegación de la Orden de San Francisco de Sales en Ucrania con la financiación de la Unión Europea. De esta manera, a través del fútbol y los valores, se consigue atender a más niños en situación de vulnerabilidad.
Oriente Medio
En Oriente Medio, la Fundación trabaja desde sus inicios con el objetivo de promover una cultura de paz a través del deporte, a pesar de los conflictos y la inestabilidad. En Líbano y Jordania se potencian los proyectos de educación y deporte que atienden a refugiados, trabajando por la convivencia entre distintas culturas y religiones en un entorno seguro y saludable. El proyecto en el Líbano atiende a 420 beneficiarios, entre los que se encuentran niños y niñas refugiados de Siria, Palestina y Afganistán. El deporte es para ellos un apoyo educativo y psicosocial para que los menores puedan incorporarse al sistema educativo. En Jordania, más de un centenar de beneficiarios juegan al fútbol y baloncesto en las instalaciones de UNRWA. Además, en Palestina, Jordania e Israel se trabaja con patriarcado latino de Jerusalén en sus colegios. A través del fútbol y el baloncesto, los niños tienen acceso a un entorno seguro donde poder realizar actividad física.